Carta de un Olvido Imposible

Consigo pasar algunos días sin apenas recordarte. Me he propuesto desde aquel día el conseguir olvidarte.
Sigo con la rutina de siempre. Mi vida sigue siendo más o menos igual. Conozco a gente nueva. Cada año toca eso. No tengo más remedio. Pero, ¡maldita sea! Siempre hay algo que me lleva a ti.

Hay tantos recuerdos imposibles de olvidar. Tengo que afrontar la vida con ellos y lo odio. No tengo más remedio.
He intentado analizar todo lo que nos ha pasado. Ver donde me he equivocado y en qué he estado acertando. Me he defraudado a mí mismo. Y no es la primera vez.

Cuando te imagino y pienso en lo que fue lo nuestro, intento ver por qué sucedió. Necesito una explicación coherente de todo ello.

Se te acabó el amor. Lo viviste tan intensamente que no supiste repartirlo. Y lo gracioso es que yo sigo aquí esperando. Intentando repartir mi amor hacia ti a lo largo de lo que me quede de vida.
En estas fechas hace aproximadamente un año que rompiste conmigo. Creía que volverías a mí. Que me querrías para siempre. Me lo dijiste y demostraste con creces. Creí en ti…
365 días después me di cuenta de que te fuiste para siempre. Y yo te cerré totalmente las puertas. Y lo gracioso es que todavía te quiero, pero no puedo verte. Me niego a hacerlo. Rompí yo una vez. Volví. Rompiste tú y ahora has desaparecido. Y ahora me doy cuenta que hiciste creer que fuiste tú quien volvió la primera vez, cuando en realidad volví yo. Me acabo de dar cuenta ahora mismo, después de estos años. No volviste tú, volví yo. Y ahora que te tocaba a ti…

Nos cruzamos mal en el tiempo, estoy convencidísimo de esto. Debería haberte conocido 5 o 6 años después. Dentro de poco seguro que estaríamos casados y formaríamos una familia. Todo aquello en lo que en su día hablamos. Pero tú me quisiste tanto que te pasaste. Y yo quería conservar mi amor, para que perdurara siempre e ir dándotelo poco a poco, para que jamás se acabara.
Cuantas veces he hablado de que debo ser aliado del tiempo. Pero esta vez, él me ha hecho una mala pasada.
Te tacho en mi mente cada vez que te imagino. Apareces sin yo quererlo y siempre hago lo mismo. Te tacho con una X. Primero trazo de derecha hacia abajo y luego de izquierda hacia abajo. Una X sustituyendo tu cara. En eso te me has convertido ahora. Yo trato de olvidarte.

Estoy aterrado. Veo a un montón de chicas que podrían ser tú. Pero me doy miedo a mí mismo. He de reconocer que he perdido un poco la confianza en mí. Incluso ahora a veces tartamudeo. Cosas que antes no me ponían nervioso, ahora lo hacen. No me atrevo a hablar con alguna chica que sé que me puede llegar a gustar, por miedo a que me guste de verdad, o que yo no le guste, o incluso al revés. Tanto una cosa, como la otra no me dejan decidir. Tengo miedo al rechazo, y a la vez tengo miedo a que todo salga bien, y que en un tiempo, todo se vuelva a esfumar. Y tampoco quiero que ninguna se me declare y que a mí no me guste y me toque rechazarla. Porque sé como uno se siente, y puede llegar a ser muy duro según qué casos.

Me va a costar muchísimo superar todo esto. Hace una año ya, y te he recordado prácticamente todos los días. Escribiendo estas líneas no paro de hacerlo. A veces era como una pesadilla y lo sigue siendo. Las noches eran horribles. Durante el día es mucho más llevadero ya. Los primeros meses fueron desastrosos. No conseguía dormir con tranquilidad ni una sola noche. Todavía te me apareces por las noches en mi mente. Nunca te vas. Lo más duro era cuando me tocaba levantarme. Porque era cuanto más era consciente de que te tenía tan reciente en mis pensamientos. Que si lograba dormirme, tú ausencia me despertaba de madrugada.
Y lo peor es que yo no deseo pensar en ti. No lo soporto. Cada vez que lo hago me entran náuseas. Es como un acto reflejo. Todavía te quiero y odio admitirlo. Pero me has hecho tanto daño, tantísimo daño. Ni te imaginas lo desesperado que he llegado a sentirme durante algunos días. Otros lo soportaba algo mejor. Pero las recaídas eran tremendas. Eras como una droga. Como algo que me estaba matando. Y que algunos días parecía ir todo bien, pero ahí estabas tú, escondida en mi mente, en un rincón oscuro, que se iluminaba y me dejaba ciego durante horas.

Intento pensar que tú ya no eres quien eras antes. Que has cambiado tantísimo, que ya no sientes lo mismo, que no eres igual a antes, que es como que la persona de la cual me enamoré, ya no existe. Se esfumó. Y que ahora tú eres algo que ha invadido tu cuerpo, se ha apropiado de él, pero que ya no siente lo mismo que la persona que tú eras antes. Sería muy fácil cambiar los sentimientos si tu cuerpo, tu cara, tu imagen, fuera de otra. Pero eso es lo único que no ha cambiado, y es lo que no consigo olvidar. Tantos recuerdos, tanto tiempo juntos. Me resulta imposible.
Mira que lo he pensado veces. ¿Y si la hubiera conocido años después…?
Siempre defendí ante ti que las personas a lo largo de la vida pueden cambiar, y tú me lo contradecías. Gracioso ahora todo esto, porque tú misma te has demostrado que has cambiado, y apenas sin darte cuenta. Según tú, te has hecho mayor, que ya has madurado.

El destino nos cruzó, y ha terminado separándonos. No sé si mi forma radical al decir que no a todo entre nosotros dos ha sido lo más correcto. Una cosa sí sé cierta. No soportaría ver cómo eres feliz al lado de otro. Eso jamás.
Me he enamorado de forma sincera e intensa dos veces en mi vida, dos… Y las dos han sido totalmente distintas. El amor tiene un gran abanico de posibilidades. Yo ya he tocado dos.

Mi primer amor creo que fue el más puro de todos. Y no es más que aquel que el desear con todas mis fuerzas que la persona a la que tanto amo, sea feliz por encima de todas las cosas, incluso de mí mismo, de mis sentimientos. Incluso si la persona que la va a hacer feliz no sea yo. Ahí está el verdadero amor. El del puro nulo egoísmo. El deseo de tu felicidad por encima de todas las cosas, incluso de la mía propia. Dispuesto a ser infeliz para que tú lo termines siendo.

Mi segundo amor fue el amor egoísta, el de quererte para mí solo. Y el de ojalá te viera muerta antes que verte con otro. Mi segundo amor fuiste tú. Un amor igual de intenso que el primero, pero totalmente distinto.

Cuántas veces he escrito en mi mensuario personal sobre ti. Cuántas veces he intentado desahogarme escribiendo. Es de lo poco que me sirve. Como ahora.

Sé que en el fondo lograré cambiar mi forma de pensar que tengo en el presente. Y que finalmente desearé que seas feliz por encima de todas las cosas, como en mi primer amor. Pero a pesar de un año ya de nuestra separación, lo tengo todavía muy reciente. Y sé que voy a necesitar años para superar esto. Me da miedo el rechazar a alguien que pueda llenarme en un futuro por culpa de lo que he vivido contigo. Tengo miedo de haber destrozado mi vida sin apenas darme cuenta.

Cómo conseguiría dedicarte una sonrisa en esta situación. Cómo debería sentirme para lograrlo.
Estoy intentado hacerme amigo de la soledad, de saber aprovecharla para así poder hacer otras cosas con mayor libertad. Ahora dispongo de más tiempo para mí mismo. Cosa que antes no disponía. Y todo ese tiempo lo intento utilizar para conseguir olvidarte. Cosa que no he logrado todavía.


…y así estoy yo, mientras ahora tú ya eres feliz con otro.


Atentamente: tu anterior amor, el que todavía no te logra olvidar…

Cita personal:
“Las palabras se tornan vacías cuando uno no siente nada. Pero alcanzan un poder inimaginable cuando el amor ahí está”
Al leer tú esta carta te habrás identificado con la primera frase de la cita. Queda de sobra demostrado que yo soy la segunda…

Historia basada en hechos reales.

1 COMENTARIO:

    Bea ...comentó:

    Pienso que quien ya no te quiere no merece nada de tí. El olvidar sólo depende de nosotros y considero que lo más importante es NO añorar los buenos recuerdos del pasado, porque se convierten en veneno cuando los atribuyes al presente.
    El pasado no está, esa persona ya no está, porque NO QUIERE ESTAR. Pues déjala volar y date cuenta que mientras tú piensas en ella, ella piensa en otra persona. Y el tiempo no vuelve te lo aseguro. Todo el tiempo que estás empleando en esto no llevan a nada. Luego, cuando todo pase te darás cuenta que esa persona vino y se tuvo que marchar porque ya cumplió su etapa. Y más tarde viene gente nueva, gente que te sorprende y gente que no. Gente que te puede llegar a querer, gente que te quiere y gente te que querrá eternamente. Qué hacer? acercarse a lo que te quieren y hacerles cruz a lo que se han olvidado de tí. Yo a eso le llamo ser justos y sirve sobre todo para valorarse uno mismo, porque tú puedes tener algo MEJOR SIEMPRE.

    Atentamente, Bea.

EXPRESA TU PROPIA OPINIÓN SOBRE ESTA ENTRADA...